viernes, 17 de agosto de 2007

salario minimo en debate

SALARIO MÍNIMO: OTRA VEZ EL DEBATE

Pedro Francke (publicado originalmente el 2004)

Nuevamente se debate en el Perú el tema del salario mínimo. Hasta el momento, no hemos oído a nadie que considere que sean suficientes para vivir los 460 soles mensuales en los que está estancado el salario mínimo hace dos años y medio. Sin duda, ninguno de los críticos de aumentar el salario mínimo ha vivido nunca con esta cantidad mensual.

El debate central, sin embargo, se centra en los potenciales efectos de aumentar el salario mínimo sobre el empleo. Se afirma que un aumento del salario mínimo podría llevar a una pérdida de empleos, dado que supuestamente las empresas estarían menos interesadas en contratar trabajadores si tienen que pagarles más.

Hay dos formas de analizar este tema: viendo el efecto del aumento del salario mínimo sobre trabajadores o empresas individuales, y viendo su efecto macroeconómico, sobre el conjunto de la economía. Sobre los efectos de aumentar el salario mínimo sobre los trabajadores individuales, un estudio de José Carlos Saavedra analizó lo que sucedió con el último aumento del salario mínimo, de 410 a 460 soles en setiembre del 2003. Este estudio encontró que el aumento no generó una pérdida de empleos, ni siquiera entre los grupos que podrían estar especialmente afectados, como los jóvenes poco calificados. Desde esa fecha hasta ahora, la inflación ha sido de casi 6% y ha habido otro 3% de aumento de productividad de los trabajadores, de tal manera que puede afirmarse con bastante seguridad que, desde esta perspectiva, un aumento del salario mínimo del 10% no llevaría a que las empresas reduzcan sus puestos de trabajo.

Pero no hay que perder de vista el segundo efecto, el efecto macroeconómico. Porque si bien los salarios constituyen un costo para la empresa que los paga, por otro lado son también los ingresos con los cuales las familias van al mercado a comprar sus alimentos, su ropa, sus libros y demás. De tal manera que el aumento del salario mínimo haría que las empresas enfrenten una mayor demanda, lo que les permitirá aumentar su producción y, debido a ello, requerirán más trabajadores. Este efecto macreoconómico de mayor demanda, por cierto, no se limita al sector formal: también las pequeñas bodegas, los carpinteros de Villa El Salvador y los campesinos venderán más. Esta mayor demanda, a su vez, permite que las pequeñas y medianas empresas nacionales, avancen hacia nuevas tecnologías de mayor escala y aumente la productividad. En suma, al aumentar la demanda interna, el aumento del salario mínimo se constituye en un factor de progreso.

Este efecto depende de cuánto más capacidad de compra tengan las familias peruanas con el aumento del salario mínimo. Lamentablemente, el salario mínimo sólo afecta a las empresas formales, e incluso dentro de ellas a una pequeña parte de los trabajadores, porque la mayoría gana más que el mínimo. Por ejemplo, un aumento del salario mínimo a 500 doles afectaría a 360 mil trabajadores a nivel nacional, menos del 4% del total. Por ello, el aumento del salario mínimo debería ser parte de una política laboral dirigida a aumentar los salarios en general, para lo cual debería ir junto con asegurar derechos básicos de sindicalización y negociación colectiva a los trabajadores.

Evidentemente, el crecimiento económico no depende solamente de la demanda de los trabajadores, y es necesario preservar el equilibrio macroeconómico, ya que de lo contrario podemos caer en déficits externos o elevadas inflaciones que no le hacen bien a nadie. Pero en las condiciones actuales de la economía peruana, con un gran superávit en las cuentas externas, con un aumento moderado de la demanda (al que el aumento del salario mínimo favorecería) el crecimiento económico podría acelerarse fácilmente y sin riesgo.

Hay, desde luego, también un efecto social. Quien gana un salario mínimo está, muy probablemente, entre los pobres del Perú. Introducir mediante el aumento del mínimo un elemento de justicia social, en un país fragmentado y con alta conflictividad social, donde las diferencias entre los ingresos de los dueños de las empresas y sus trabajadores son abismales, es también algo importante.

La discusión del salario mínimo debe afirmarse en bases técnicas, pero que tomen en cuenta el conjunto de efectos que un posoble aumento tendría. Y debe incluir también consideraciones políticas, no en el sentido estrecho de cómo unos u otros se acomodan en el proceso electoral, sino en el sentido profundo de cómo la sociedad peruana va encontrando su equilibrio – económico y social – y su rumbo hacia el futuro. Todos estos elementos indican que un aumento significativo del salario mínimo sería positivo para el país.

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